Se dice a través de Arákhne:
Cuando niño vivía en cientos de mundos imaginarios. Imaginar no es representar imágenes de las cosas reales, sino percibir esas realidades. Imaginar es oír aquello de lo que las imágenes son representación. Las imágenes son representación de las sensaciones. Representar lo ya representado confunde; imaginar es reservarse aquella porción de atención que sabe de las imágenes. Los mundos imaginarios no son fantasía; son la realidad de unas imágenes que pertenecen todas, primigeniamente, a un mismo mundo. La imaginación es el mundo de las imágenes, el mundo de los niños. Quién se declara sordo a las imágenes, es adulto.
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